En torno a
“Yonkion”, de Daniel Olcay Jeneral
Tengo que decir, en honor a la verdad –tantas
veces desaparecida y otras tantas asesinadas–, que me sentí entusiasmado y casi
halagado cuando, de la Editorial Cathartes, me pidieron que presentara este
libro de Daniel Olcay Jeneral. Y como mi viejo padre (¡que viejo, wn, si cuando
murió tenía 49 años!) me convenció de aquello de “que a nadie teníh que mirar
p’arriba y a nadie p’abajo, porque todos somos iguales”, me dije, entonces,
“Olcay tendrá 38 años menos, pero es escritor igual que yo, y ahí me envalentoné.
Y aquí estoy, metido en un zapato de chino, en camisa de once varas, más mojado
que calzoncillo de cartero en verano, tratando de parecer, de aparentar, de
convencer… y, por último, de hacerle cototo aunque el adversario sea más grande,
más musculoso, más fuerte.
Olcay
Jeneral me sorprendió, se apareció, en la primera página, de repente, con una
suerte de filosofía de la vida, transformada en un proceso de enseñanza aprendizaje
permanente, aclarando –desde su primer cuento/relato del libro– la
imposibilidad de existir si no en lo otro o en el otro, lo necesario de la
otredad para descubrirse y redescubrirse –psicólogo al fin y al cabo– porque,
como dice –mencionando a Jacques Lacan– “el reconocimiento de la imagen propia
ocurre con ayuda de y en relación a otro semejante. Todo Yo es un Otro”,
sentencia Olcay.
Me parece
notable la fundamentación referida a la mitología griega –Narciso de por medio–
y su imagen reflejada en las aguas de un lago verificando su existencia
corporal en contraste –ley ineludible de la vida– con el llamado Niño-Perro,
existencia comprobada en la “no realidad” de la virtualidad de la tecnología
informática. Pero decía yo lo del proceso enseñanza aprendizaje, porque
visualizo, también, un tema vinculado a la educación en sus otros textos.
Preocupación –a mi entender de ya más viejo que mi padre–, en el sentido de una
sociedad que camina en círculos y que se repite, replica, reitera, reproduce en
las formas básicas del sistema educativo basado en la imitación permanente y
constante, a pesar –y por obra y gracia– del desarrollo de la tecnología. La
formación en base a la imitación es condición ineludible para mantener el statu
quo y que la estratificación social, la distribución de las riquezas, el manejo
del aparato de poder –incluido el machismo y los sistemas bélicos y de
represión– mantengan el llamado “equilibrio” para la permanencia y
trascendencia de tal sociedad. Cada cierto tiempo, esa sociedad permite ciertos
grados de creación –a los locos de siempre– para que tal cual como en la novela
“El gatopardo”, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, parezca que todo cambia para
que todo siga igual, para que, en realidad, no cambie nada.
En una
especie de fatalidad casi medieval, Olcay Jeneral, nos narra en “La plaga”, por
ejemplo el asesinato de cuatro estudiantes perpetrado por un autoerigido “El
Universal” que decidió que le eran “incómodos”. Frente a ese acto, los testigos
narran, curiosamente, situaciones distintas… al final del cuento, Olcay
Jeneral, informa que “en Tánger, al mediodía, una mujer de cuarenta y cinco
años da a luz a cuatrillizos, cada uno con una malformación distinta”. En
realidad, la lectura de “Yonkion” me sorprendió. De verdad, me gustaría que me
invitaran a una mesa de varios lectores y que conversáramos al respecto. Hay
tantos símbolos, signos, tantos códigos que leer y decodificar y resignificar
porque aquí hay un artista, y como artista visionario, aquí hay una constatación
de una realidad y, por tanto, una denuncia que hay que tomar con gran preocupación.
Esto no es solamente literatura, como lo de Picasso, lo de Dalí, lo de Chaplin,
lo de Víctor Jara, Violeta, no era solamente arte como han tratado de convencernos.
Gracias, Daniel, por tu claridad, por tu juventud, por tu sabiduría… y por ser
un gran escritor. Porque he visto a jóvenes que son unos viejos de mierda… y a
viejos… viejos que, aún, son jóvenes.
A ustedes,
muchas gracias… y compren el libro… no se arrepentirán.
Patricio Barrios Alday
Presentación Yonkion
Septiembre 2018
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